Tuesday, October 18, 2005

Que lata..

Este ha sido uno de esos días que prefieres olvidar, por todos el stress que te ha causado, por todo la montaña de cosas que sientes que se te van acumulando, o tal vez sea conveniente recordar días como este, porque te hacen comprender que nada es fácil y no importa lo seguro que te sientas tienes que seguir luchando. En muchas ocasiones nos sentimos muy a gusto en nuestro pequeño espacio conformista, playing safe, dirian los gringos, o como dirían los guayacos de corazón, "etamos camellando a lo seguuuuurooo varoonshh, mas claro" Pero bueno, el sentido es el mismo, que fácil es trabajar todos los días cumpliendo con las expectativas de tus jefes, compañeros, y amigos, de igual manera que fácil es mantener una relación sin conflictos de ninguna clase, en la que el objetivo principal de cada día es pasar tranquilo, con ningún rojo en la libreta de calificaciones, que tu pareja evalua día a día.

Sin embargo, si pensamos un poco, solo un poco en los chances que tendríamos si nos arriesgamos a dejar de hacer lo mínimo y necesario, podriamos darnos cuenta de lo mucho que estamos en capacidad de ganar. Una relación en la que siempre estás innovando, en la que no das nada por seguro, puede llenarte de tanta energía, y eso pasa cuando reconoces que tu pareja es un ser maravilloso que merece ser explorada día a día, porque comprendes que todos los días, horas y minutos son diferentes cuando estás con ella. Nunca dejes que tu mente te engañe, y te envuelva en una nube de conformismo e ignorancia, al pensar que lo sabes todo. Los mayores éxitos profesionales se dan cuando te exiges hasta el limite, dando lo mejor de tí para lograr un beneficio que puede ser, material, espirutual, mental o sentimental, los 4 campos de la motivación. Pregunto, si esto funciona para escalar puestos profesionales, porque no aplicarlo a tu vida personal, para escalar hacia un estado de perfecta comunión con la persona que cada día te hace sentir el ser más importante, solo con mirarte.

Monday, October 17, 2005

Después de un fin de semana lleno de tantos eventos importantes, tenía que contar un pequeño cuento, que a lo mejor les pueda resultar familiar a muchos. Este relato pertenece a unos de mis mejores amigos, y me sentí muy identificado cuando lo entendí.

"Era uno de tantos fines de semana, sin mucho planificar, esperando la típica llamada al caer la noche, para decidir que hacer. Luego de una semana complicada, llega el fin de semana, y de repente me encuentro inmerso en aquel brebaje desinhibidor, que en algunos casos despierta nuestra simulada valentía para lograr hacer cosas que a lo mejor sin esta sustancia promotora de falsos gladiadores, no haríamos. El efecto que causa es diferente en cada persona, algunos se creen los mejores peleadores que hay, otros los mejores bailarines, otros se creen con el poder de designar cual caballeros a cualquiera que tengan al lado como mejores amigos (tu ereees mi pana), otros se creen casanovas improvisados, buitres al acecho como diría una amiga, y habemos otros que dejamos escapar lo más escondido en nosotros para revelarlo en el momento oportuno, aprovechando oportunidades, sin miedo a negativas, sobre todo si el corazón está de por medio, nos convertimos en insólitos arriesgados exponiendo nuestra verdad a las personas que están dispuestas a escuchar.

Esa noche, luego de haber ingerido mi poción mágica, con sabor a whisky, tequila y cerveza, esperé el efecto, y luego de ponerme la armadura de cristal, y el escudo de caja de cartón (lo único que quedó de las botellas que se extinguieron), realicé la llamada. Era obvio que a esa hora de la noche, hubiese querido estar en otro lado, de manera que todo pudiera ser dicho al oído, y no a través de un artefacto electrónico. Fue ese pequeño detalle el que me complicó el resto de la noche, y el día siguiente. Después de exponer mis sentimientos por medio del artefacto electrónico, me empezó a invadir un sentimiento de ansiedad. La conversación fue buena, se convirtió de repente y sin pensarlo en un intercambio de ideas complementarias, resultó que existía la posibilidad de ser correspondido, lo cual agravó mucho más ese sentimiento de ansiedad, que hasta ese momento contaminaba lo poco que quedaba de razonamiento y conciencia. Al llegar a mi cuarto con la idea de rendirme ante Morfeo, no contaba con la astucia de esta ansiedad para seguir peleando y no dejarse ganar la batalla con Morfeo. Tuve que hacer uso de recursos desesperados para poder doblegar a la Ansiedad, y una mezcla de dos capítulos del libro mas aburrido que tengo, más quince minutos de un programa de cocina en la tele, y un millar de ovejas, tuvieron éxito. Mañana será otro día y las cosas serán diferentes pensé.....

Sabía que tenía que verla, definir las cosas, y acabar con este sentimiento que lograba que me convierta en un tartamudo intelectual, que hasta ese momento no pensaba, no articulaba palabra alguna, transpirando emociones por los poros. Pero llegó la noche, y finalmente la tuve cerca, con temor de parecer idiota, sintiendo la tensión y presión que me embargaba, no sabía como empezar. Pasaba la noche y ni siquiera la poción de valentía que normalmente era efectiva funcionaba, había perdido efecto ese día, era solo yo, sin armadura, sin escudo. Finalmente la noche terminó, y de repente sentí un alivio no muy agradable, me iba derrotado por mi propia cobardía, decepcionado me recriminaba a cada instante. Cada momento que estuve a su lado esa noche me confirmó que aquella ansiedad que me provocó no era cualquier cosa, empecé a entender que me encantaba cada detalle, cada movimiento de su cabello, cada mirada, cada sonrisa, la manera que irradiaba alegría cuando cantaba alguna de las tantas canciones que conoce, y por supuesto, ese gesto que con el cual podría obtener lo que quisiera de mi, aquella sonrisa , mordiéndose el labio, de manera tan natural. Mi noche parecía estar destinada a terminar y yo entrando al grado de la desesperación, pero bastó un minuto de ese silencio ensordecedor, para poder eliminar con un beso, toda la ansiedad que hasta ese momento me invadía. Podría haberme quedado toda la noche disfrutando del placer de besarla, entregado a la adicción de sus labios sin problema, pero ya con la cabeza en su sitio, y habiendo recuperado el par de neuronas que escondió mi ansiedad, supe que noches como esta, podrían repetirse....."